jueves, 14 de abril de 2011

SEMANA SANTA

Una vez más, Guadalcanal se anticipa a la primavera. Lo humano y lo divino se entremezcla en sus calles salpicadas de blancas cales, e impregnadas de olores a miel y canela.
Es una fe que Guadalcanal en estos días, sale a buscar y encuentra. La encuentra en el rostro de Cristo, a quien hizo una promesa. Y la encuentra en un manto extendido, como una plegaria abierta.
Yo también la encuentro a mi manera. La encuentro andando en la calle sin llegar a entrar en la iglesia. He visto la mano de un pobre, que hasta mi extendida se acerca, cubierto de ropa sucia y rebosando en miseria. He visto como un enfermo, está llorando de impotencia. Y estoy viendo como la droga en nuestro pueblo se encuentra , sintiendo mis manos atadas con una fuerte cadena. Pido a Dios cada noche fuerzas para romperla.
Esa fe que Guadalcanal hoy profesa, está presente en la calle y quiere romper barreras.
Abramos nuestras puertas y salgamos, para encontrar a Dios en ella.
Encontrémoslo en el anciano, que recostado en una puerta, lucha con todas su fuerzas, por sostenerse en sus piernas .encontrémoslo en el ebrio que con un vaso en la mano, camina en su honda pena, Encontrémoslo en aquel, que cuando pasas por su lado, agacha siempre la cabeza. Ni una palabra te dice, se lo impide su vergüenza y sintiéndose inferior de tu lado se aleja.¡ Que pequeña yo me siento, entre tanta, tanta grandeza! SERÁ PORQUE EN ELLOS HE VISTO A DIOS CON LA CRUZ A CUESTAS.

Profesemos nuestra fe, porque la calle de fe está llena. Y después de perdernos por la Jerusalén que es , nuestra Guadalcanal eterna, de sostener al anciano acompañar al ebrio y levantar la cabeza, que en la pobreza de espíritu esconde su vergüenza, Entonces si, entremos en la iglesia, Cristo y la Virgen nos esperan, para abrirnos de par en par sus puertas.
Cuando el paso florezca en aromas y se derrita la cera , seremos siempre nosotros , gente de obras buenas y cristo vendrá a morir, en esta bendita tierra.

el naranjo vestirá de azahar
las rosas de colorido
y el geranio florido
lucirá en su ventanal
la brisa primaveral
detendrá su recorrido
y parará en Guadalcanal
aquel paraíso eternal
que se dibuja en el cielo
con lienzo de terciopelo
y pinceladas de cal
porque es Guadalcanal
sombra en un monte de lirios
luz en la llama de un cirio
tintineo en el varal
el silencio en la campana
el revirar de una esquina
el reflejo en la ventana
de la tarde que declina
el resurgir de cenizas
del barrio de la concepción
ante un Cristo que agoniza
entre suspiros de amor
es paz, esperanza, dulzura
y en sus calles de adivina
una noche de amarguras
de lágrimas cristalinas
de sentimientos que afloran
como rosas sin espinas
de despertares de aurora
y de MAGESTAD DIVINA.

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