martes, 26 de abril de 2011

RESURRECCIÓN

RESURRECCIÓN


Huye la muerte en la calle por los senderos de la vida.
la negrura de la noche se está deshaciendo en día
y en el perfil de una nube sin quererlo se dibuja
la huida de la muerte ante tanto amor ya rendida.
la madera de la cruz , serena fría y vacía.

Tu rostro nazareno descubierto por la brisa,
libre de capirote y despojado de túnica,
mira ampliamente al cielo mientras la pena agoniza.
Y en esa inmensa alegría que la mañana le brinda,
al repique de campanas y con aromas de lilas
va rozando la gloria en la mañana bendita.

Entre los jardines del palacio y la fuente de la plaza, un grupo de niños divertía su tiempo adentrándose ya en la juventud. A su paso por la sacristía, llamados por el olor a incienso que desprendía, clavaban su mirada en el deseo de convertirse en el futuro cofrade de Guadalcanal.
El padre Eduardo que Dios tenga en la gloria, advirtió ese deseo infantil y se fundió con ellos en una mezcla de miedos e ilusiones. Juntos comenzaron esta andadura por la vida cofrade de Guadalcanal. Así nació la Resurrección , un nuevo proyecto cristiano juvenil y cofrade, que llenaría las calles de alegría y júbilo y haría de este domingo, donde hay que centrar la fe del cristiano, un vergel de sensaciones y sentimiento.
Y es que Dios quiso poner en sus manos, esa pluma para escribir con mayúscula, un renglón en la historia cofrade de Guadalcanal.
Hoy esos niños han crecido y son hombres de fe. Su deseo creció con ellos y la resurrección, es una de las hermandades más grandes de nuestra Semana Santa.
Si Grande, grande por el misterio que representa, grande por su rápida evolución y grande por su entregada junta de gobierno.
y de toda esta grandeza Cristo se enamoró. Por eso, cada año al llegar la primavera, despierta del sueño de la muerte, ante un pueblo redimido del pecado, que a los gritos de aleluya se postra ante sus pies.

No quiso Dios aquí en la tierra
grandes tronos que resalten su realeza
prefirió la luz y la belleza
oculta en los olivos de la sierra
quiso el azahar de los naranjos
el agua de la fuente de la plaza
el metal de la campana y el badajo
y el reflejo del sol en la terraza.

No quiso Dios túnicas doradas
ni coronas que en oro relucieran
si no lanzas que su espalda flagelaran
y espinas que su frente recubrieran
y quiso morir entre los muros
que albergaron altares y plegarias
quiso un cielo gris oscuro
que apagó su intensa luminaria
y esa tiniebla oscurecida
que el mundo limpiara de pecados
se torna en luminosa amanecida
ante el cuerpo de Dios resucitado.

Resurgen en la plaza las campanas
se inunda de alegría el campanario
se perfuma de incienso la mañana
y se esfuman las sombras del calvario
la mañana de sol resplandecida
abre sus pétalos en flor
amanece la pascua florida
a la vida y la resurrección

No hay comentarios:

Publicar un comentario