miércoles, 27 de abril de 2011

LAGRIMAS BLANCAS

Declinaba la tarde y el penúltimo aroma de incienso y azahares jugaba a evaporarse ya, entre las calles del pueblo.
Empezaron a dormirse las notas que el eco de la noche, quería seguir guardando en los corazones que ansiaron ponerlas en el aire, cuando el manso sonido del agua tras la puerta del templo quiso, que volvieran a abrirse, esta vez más pronto que tarde, armarios y cajones para guardar entre las túnicas y las varas, esas lágrimas que, fundiéndose con la lluvia, se derramaba a raudales por los ojos cofrades y/o penitentes.
El silencio envolverá de nuevo el templo que aún por unos días, añorará el penetrante aroma de un sudor fervoroso y guardará entre sus muros el perfume de las flores que, lentamente irán perdiendo la hermosura que, esta vez no pudieron lucir por las calles, esperando con el mismo afán contenido y paciente de muchos corazones, aunque la sepan todavía lejana, la llegada de otra primavera nueva, refulgente quizás de sol sobre el cielo y exultante de amor y de paz en los corazones.


LOLA FRANCO

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