sábado, 16 de abril de 2011

DOMINGO DE RAMOS

Y a punto de que la luz nueva del domingo, nos ofrezca sus blancos destellos, ahí esta, el contraste de luz y de sombra, lo real con lo irreal. La magia y el deleite del cofrade.
Los campos nos regalaran de nuevo sus fragancias y los primeros vencejos de la mañana, ya habrán despertado en la torre y revolotean a la espera de las campanas.
Para entonces, muchas miradas infantiles y no tan niñas, habrán despertado ansiosas por asomarse a los balcones y ventanas,para mirar el cielo.
Algunas nubes revolotean, entreteniéndose en armoniosa charla con la sierra. Aunque saben a ciencia cierta que no son bienvenidas en esta mañana, no quieren perderse lo sublime del instante.
Y a eso de las doce del medio día, cuando el sol alcanza casi su punto medio entre el alfa y el omega, a ti, mi humilde e incansable nazareno, los contrastes inmaculados de tu túnica, te marcan el principio de tu vida bajo el capillo. La ilusión de tu alma niña se mezcla en larga fila,mientras tus manos juguetean repartiendo caramelos. Es entonces, cuando todo Guadalcanal ,envuelto en el aroma maravilloso de su gran día, sentirá un vuelco en el corazón, al escuchar tres aldabonazos que se han dejado caer en la puerta de Santa María.
Guadalcanal roza la gloria, todo esta preparado, los niños de un azul celeste como la pureza de sus almas, reflejo de cales azuladas en las paredes, las mejores galas para un domingo de estrenos, y esas nubes que se pierden en un cielo azul intenso, compartidas entre el miedo y la ilusión.
Ya es domingo de ramos en Guadalcanal, el eco de la primera corneta nos estremece al darnos cuenta que ahora si, todo ha comenzado.

Ya lo anuncian las campanas
ya lo anuncia ese gentío
y el cielo de la mañana
de azul intenso se ha “vestio”
se adivina en el balcón
engalanado con flores
divino Cristo del amor
entre palmas y clamores
los ecos de una corneta
navegan entre colores
de unos globos que sujetan
infantes ilusionados
ellos ponen su alegría
el sol sus rayos dorados
los músicos su melodía
y una palma entre las manos
nos dice con alegría
que ya es Domingo de Ramos.

Hosanna al hijo de Dios entre palmas y olivos, a ese rey que toma como cetro una palma y como trono el lomo de una humilde borriquilla. Guadalcanal el eterno Jerusalén, que lo aclama y endulza su camino con un monte de rojos claveles.
La humildad del cordero divino, se muestra aun más humilde en su sosegado trono, el paso de la borriquita es dulce, sereno , queriendo mimar a su rey, agradecida por haber sido escogida por aquel, que va derramando a raudales, su amor por las calles de Guadalcanal.
Y es que el amor del Cristo del Amor es tan inmenso, que no cabe en su canastilla de plata. Por eso vaga errante por las calles y esquinas de Guadalcanal, que han sido lavadas para recibirlo. Y por si cabe más amor en nuestro Domingo de Ramos, ahí está también nuestra madre del Rosario, que como medianera universal entre Dios y los hombres, nos ofrece su alegría maternal en una mañana de júbilo, plena de sol y calles alfombradas con el amor, que va derramando su hijo.

Rosario de cuentas de amor
en manos de la señora
manto azul de devoción
en un rostro que aun no llora
su palio es el cielo azul
sus varales la mañana
encajes blondas y tul
para la hebrea más serrana
miradas de devoción
te van ofreciendo los niños
tu les das tu corazón
y les miras con cariño
reflejo de blancas palomas
sobre capillos celestes
y hasta las flores campestres
te van regalando su aroma
tu belleza es la ilusión
que repica el campanario
tu alegría es el amor
que no conoce el calvario
y tu eres un rayo de sol
que puso en ti su color
para llamarte Rosario.

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