domingo, 28 de noviembre de 2010

POEMA DE LUNA AZUL


La luna bajó una noche
A ofrecerte su pañuelo,
Lágrimas rojas corrían
Por tu rostro y por tu cuerpo.

¡llévame contigo,luna
Que sola escapar no puedo!

¡llévame contigo,luna
Que quiero subir al cielo!

Que cada día me ata
La cadena azul del miedo,
Que no quiero que amanezca
Una mañana mi cuerpo
Frío e inerte en el suelo
Rodeado de silencio

¿Por qué no me llevas luna
Contigo lejos, muy lejos?
Si ese que viste anoche
Humillarme y golpearme
Sin piedad, sin desaliento,
Es el mismo que veías
En otras noches sin tiempo
Besarme y acariciarme
Susurrándome un te quiero

¿Por qué no me llevas, luna?
No ves que escapar no puedo?

Y la luna te miraba
Desde lo alto del cielo
Con lágrimas en los ojos
Te ofrecía su pañuelo

Te fabricó una escalera
De estrellas y de luceros
Y te gritaba muy alto,
¡no te pares, sal corriendo.

LOLA FRANCO

domingo, 21 de noviembre de 2010

EL MUNDO DESEADO

Actualmente, en el año quinientos seis del siglo cincuenta y seis, estoy sentada delante de mi computadora, en el amplio espacio que me brinda mi habitáculo. La parte donde me encuentro costa de cuatro puertas circulares con sonido digital, cuarenta y seis botones, catorce tubos suministradores y tres teclados. Con cada uno de los botones dirijo las operaciones con la ayuda de los teclados, introduciendo códigos y claves a través de un lenguaje de programación, impuesto para el suministro de alimentación y energía.
Mi habitáculo de forma esférica se comunica con el exterior por cuatro ventanas semicirculares, a través de las cuales diviso mi nave estacionada, siete torres de control espacial y algún que otro transeúnte suspendido en el aire.
Por detrás de la embajada de neptuno, observo dos montañas plagadas de árboles, y me pregunto por la mano humana que las creó y que material debió emplear para ello hasta conseguir una morfología tan perfecta. Como es de suponer no hallo respuesta.
Pero a lo que voy, regreso a mi habitáculo y me dispongo a leer el disquet que me conseguí en la biblioteca interactiva. Me interrumpe mi primo que me llama por la línea cuatro de intralec desde saturno dónde reside hace dos años con la mujer que conoció en su viaje a tierras marcianas. Le cuento la noticia: en casa estamos de celebración , papa murió la semana pasada y acaba de llegar recién clonado del laboratorio que regenta su tío en mercurio. Aunque si les cuento mi verdad “a mi no me parece tan papá.
Por fin puedo ver como el disquet interactivo me habla de nuestros antepasados. Me río cuando veo que viajaban en coche una estructura metálica con cuatro neumáticos circulares que se deslizaban a toda velocidad por el asfalto (claro no tanto como mi nave), comían lo que ellos mismos cocinaban en lo que llamaban cocinas ¡que ingenuos! Con lo fácil que es introducir un código ,acercarse al tubo suministrador, y deleitar los placeres de la buena mesa.
Ahora se nublan mis ojos ante lo que contemplo. Aquí me habla de justicia y dice que una persona la dictaba. Para ello se leía durante años libros impresos en papel en algo que llamaban universidad. Eso la diferenciaba de las demás y le daba el derecho a juzgar la vida de las personas en un mundo dónde aún no existía la clonación.¿ Y qué decir de aquél trozo redondo de metal que a veces se presentaba en forma de papeles? En él radicaba el mundo, vivían por y para él y por él llegaban a cualquier cosa. Dólares, pesos, euros, lo llamaran como lo llamaran siempre acababa dividiendo y clasificando a las personas.
Paso página y me encuentro con el capitulo de una juventud consumiendo estupefacientes nocivos, mientras hablaba de libertad en una cárcel que ellos mismos se creaban. Ahora es cuando desconecto mi computadora, ¡no quiero leer más! ¡ya he visto suficiente!
Me alegro de ser yo misma en el año quinientos seis del siglo cincuenta y seis, de vivir en mi habitáculo esférico de la colunna dieciocho de la calle dos mil cuatrocientos setenta y cinco del planeta tierra. Y sobre todo me alegro de asomarme cada día a mi ventana circular y contemplar aquellas montañas plagadas de árboles legendarios que me hablan con la experiencia de los siglos.


C. SÁNCHEZ

domingo, 14 de noviembre de 2010

DE NOCHE


De noche el mar es gris compacto, oscuro
Como el silencio desdentado
Como el plomo apagado de un mal sueño.

De noche, el mar es casi negro
Y el aire se endurece de azabache
Y se atoran los ojos como fósiles
Y los labios se empapan
De sabor mineral…

Tan sólo tus palabras, amor mío
Diluyen la negrura de mi aliento
Tus susurros, mi amor, como caricias
Están hechas de luz y de zafiro
Y tus besos mineros que perforan
La sombra en busca de la aurora, son.

¡Nada importa la noche y su negrura
Si tú estás a mi lado, vida mía!

                     JOSÉ LUIS ÁLVAREZ MARTÍNEZ

                                                               (Doctor en filosofía y letras)

domingo, 7 de noviembre de 2010

LA PINTURA EN GUADALCANAL


Pintar es jugar con la imaginación. Darle color y forma a todo aquello que nace en la mente para ser transmitido al exterior. Cuando la voz se apaga es el eco del pincel quien deja plasmado en el lienzo, todo aquello que no se puede transmitir con palabras.
La pintura es la mimesis de la naturaleza. Todo lo real encuentra su propia reproducción en el lienzo, haciendo de éste el canal de transmisión por el que nos llega toda la sensibilidad que el pintor lleva dentro.
Los colores van conjugando su métrica, uniéndose en perfecta armonía para ofrecernos la musicalidad de sus tonos. Es el azul intenso del cielo quien nos pinta la inmensidad, mientras que el grisáceo de unos nubarrones nos habla de melancolía y tristeza.
Pero no es solo descripción lo que a través de renglones coloridos, se aprecia en la textura de un cuadro. La voz del narrador parece hablarnos desde dentro y nos lleva a conocer la historia que cada lienzo lleva escrita con el pincel del sentimiento.
Por eso el arte de la pintura es una forma más de comprender la literatura. Cuando se le niega la voz a la palabra, el pincel toma forma. Y entre metáforas y alegorías nos presenta una retórica que nunca mejor dicho se dibuja entre la luz y la sombra creando el estado puro del artista.
Es así como en Guadalcanal se asimila la semejanza de sus artes. Sea prueba de ello esta presentación fotográfica, tomada el pasado miércoles del taller de pintura que allí se está realizando.
Aprender a pintar es aprender a hablar sin palabras. Es expresar en colores todo lo que se lleva dentro. Y es darse cuenta que la pintura siempre será para el artista como una poesía que calla.
  

                                      C. SÁNCHEZ